Este tema lo he comentado con algunas personas... y veo que les ha gustado. El problema es que me gusta explicarlo con gestos y entusiasmo... pero como no puedo por el blog, intentaré hacerlo lo mejor posible (lo haré en primera persona):
Para mi, el sentido de la vida es la búsqueda del amor. En la vida, voy aumentando escalones en el amor. Quizás lo encuentre en una pareja, pero no debo quedarte ahí: el amor se encuentra en el prójimo, en los actos hacia los demás y en quererme a mi mismo.
En el final de nuestros días ¿que me quedará? Pues el amor que he obtenido. El cielo o infierno no es un "aprobado" o "suspenso": yo habré acumulado a lo largo de mi vida una "cantidad" de amor. Ese amor es el que me llevaré conmigo (¿para qué llevarme los odios, los rencores, las malas intenciones?). Y como Dios es Amor, pues con esa "cantidad" de Dios me quedo. No es un premio o castigo, es una elección: a lo largo de mi vida he elegido eso. No me arrepentiré, es simplemente lo que he elegido. No tendré envidia o pena por no haber conseguido más: es mi elección. Al igual que Lucifer eligió en el principio el rechazo al amor, yo elijo qué cantidad de amor quiero. Además, debo incidir que en el "después" no hay ni espacio ni tiempo, luego la decisión que tome es eterna.
Por ejemplo, con el pecado original ¿qué es para mí? Pues en su día, a la humanidad se nos regaló el amor. Pero como humanos que somos, no nos gustan las cosas dadas: nos gusta buscarlas. Luego se nos auto-privamos del amor para que lo buscásemos.
Y en eso consiste la vida: buscar el amor. Cuanto más, mejor. ¿Y duele? Mucho. Por eso me duele seguir avanzando en la búsqueda del amor. El amor suele venir con un poquito de dolor. Mucho amor, mucho "poquito" de dolor. Y de ahí el miedo al cambio: si me cambian las circunstancias, pensaré que vendrá más dolor y que perderé el amor obtenido(mentira, el amor nunca se pierde).
El cuerpo es sólo un caja. Una caja que dirige un alma. El alma es la que acumula todas las acciones que realizo en el espacio-tiempo (entended espacio-tiempo a la tierra: donde estamos pendientes del espacio que nos rodea y del paso del tiempo, que nos hace cambiar las decisiones). El día que se separen mi alma y mi cuerpo, no me llevaré ni mi gameboy ni mi coche, ni siquiera los recuerdos, ni las circunstancias. Sólo me quedo con el amor: en el "después", mi amor se unirá con el amor de todos. Para explicarlo mejor y de otra forma: en la vida, puedo querer a un numero contado de personas; pero hay muchas mas que podría querer pero debido al espacio-tiempo de nuestra vida, no doy abasto ¿no sería maravilloso que hubiese un punto en el que pueda querer a todos sin excepción? ¿no sería la mayor felicidad?
Todo el mundo tiene cabida en el cielo. Si Dios es amor, y es misericordioso ¿cabe que él pueda castigar a alguien? Lo dudo. Creo que todo hombre, por muy malo que haya sido, ha tenido una experiencia de amor sobre algo, por muy pequeña que sea. Y ese poco amor se lo puede llevar. Y en esto ¿que hace el purgatorio?
El purgatorio podría ser un sitio donde mi llevo mi amor, pero cargadito de todas las cosas que hice sin amor. Y voluntariamente (y no por castigo), decido limpiar ese amor- Porque si quiero unirlo al de Amor Puro, querría que fuese puro. ¿Y cómo lo limpio? El purgatorio puede ser un "mix" entre la tierra y el cielo: tiene calidad de cielo, pero todavía ni estoy con Dios-Amor (porque no quiero) y permanecemos en un espacio-tiempo (y el cielo no es espacio-tiempo, es eterno). Y el limpiarlo consistiría en el "sacrificio" de no unirnos al Amor durante un tiempo, el que estime yo para que entienda que he "purgado" mi amor.
No sé realmente que cantidad de amor llevo conmigo. Si sé que si no me encuentro feliz es porque algo falla: estoy haciendo mal en la búsqueda. Intento conocer a muchas personas, para que me aprender de su experiencia en el amor. La experiencia en el amor no se cuenta: se vive. Es decir, yo podría decir "quiero mucho a alguien"... pero no lo de muestro. Ahora bien, si en vez de "decir tanto", hiciese una prueba de amor real, entonces con eso sí que ganamos experiencia en el amor. Sería maravilloso que generación tras generación conociésemos mejor éste ámbito (pero sólo lo conseguimos con las mates y la física y bla bla bla... nadie se atreve a continuar experiencias en el amor).
Por todo esto, cuando alguien ya no está en la tierra, debería alegrarme, pues sé que el es feliz. Y la infelicidad que tengo yo es porque no puedo aprender más de ese amor que se fué... ¡pero no! Claro que aprendo: tengo su experiencia y la puedo continuar. Además, tengo miles de personas de las que aprender. La cosa es ponerme en marcha: provocar que comience a buscar más amor... y así acumularlo.
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