Un viaje de autodescubrimiento

Qué nombre más curioso para un viaje: ¿autodescubrimiento?. Si nos atenemos a las circunstancias sociales, puede resultar imposible de hacerlo. Pero no es imposible porque no puedas, sino porque nadie se atreve a superar esas circunstancias.

Pero ¿qué es un viaje de autodescubrimiento?. Imagínate que un día estas muy deprimido. Tienes trabajo, amigos, lugar donde comer y comida, con lo que no te falta lo básico. Te pones a pensar que realmente no tienes un objetivo en la vida, un destino: haces cosas, te mantienes y la vida marcha con rutina. Simplemente estas en una etapa neutra.

Y el ser humano, no se puede mantener neutro, necesita hacer cosas nuevas, distintas, necesita explorar en las personas. En ese momento de depresión, te da por dejarlo todo atrás. Coges tu bici, tu cartera, y sin importarte dónde dormirás o cómo comerás, te pones a pensar "¿Hasta dónde puedo llegar sin mirar atrás?".

Eso es un viaje de autodescubrimiento: Empezar casi de cero, y probar tus posibilidades. Seguramente las cosas que te detengan a hacer esto son: "habrá gente que se preocupará por mí", "no se dónde comer", "no sé dónde dormir"... pero superando estas cuestiones, el viaje de autodescubrimiento es un pensar "¿qué hago yo en la vida?".

Así dicho parece raro, pero es normal que la gente lo haga. Sólo que lo hace a medias... porque le pone un fin temporal (=le dedico una semana, le dedico dos días y vuelvo). Un ejemplo son los retiros espirituales, las vacaciones a un lugar alejado donde no conozcas a nadie... No, un verdadero viaje de autodescubrimiento no tiene fin. Por ejemplo, alguien que se va de misiones a América y no tiene fecha de vuelta "Ya volveré cuando vea que debo hacerlo". O que deja todo en un sitio para empezar desde cero en otro.

Yo, en mi caso, llevo dos viajes de autodescubrimiento: uno al irme a Alemania y otro al comenzar en Madrid. Y ya estoy planeando un tercero: irme a Japón. Pero para este, debo prepararme primero, porque será el más radical que haga.