EGIPTO: El aeropuerto.

Nada mas llegar, me ha pasado una tontería que nunca me esperaba… ¿Os acordáis de la típica peli en la que fuera espera un tío con un cartel con el nombre de la persona? ¡Pues ese cartel éramos nosotros! jejeje. La primera vez que busco a un hombre con nuestros nombres colgando.

Este hombre nos ayudo bastante en “el país de los controles”. Aquí te controlan casi para hacer pis.

Después este hombre nos deja con otro, que nos pide que le hagamos el favor de comprar alcohol para él, de paso. Así hicimos un poco medio engañados (no lo vuelvo a hacer). Los musulmanes tienen prohibido el alcohol y sólo se puede comprar con dólares y si eres extranjero.

En la tienda del aeropuerto

Por último un tercer hombre nos lleva en coche hasta Port Said. Todavía montado en el coche el tio de las bebidas, para un taxi en medio de la autopista, se paran los dos coches ¡EN MEDIO DE LA AUTOPISTA! Y se larga.

Lo de los controles es una pasada: Son lo menos 5 tíos ¡¡CINCO!! Haciendo el vago y dejando pasar a quien le da la gana a cambio de dinero. Y el número de controles otra pasada: como cinco pasamos hasta llegar a Port Said.

Y en Port Said, que es puerto franco (donde se encuentra el canal de Suez, dícese de la principal fuente de ingresos de Egipto), las fronteras son un caos: Un día a la semana los Egipcios se ponen a correr todos a la vez contra la frontera para pasar la ropa sin pagar impuestos. Los policías (vagos por naturaleza) están con la porra al otro lado, y sólo la usan para divertirse, digo yo, porque lo que les pide es dinero a los que quieren pasar.