Un detalle, un punto de inflexión

>> miércoles, junio 08, 2005

Hay personas que al conocerlas parecen tiernas, agradables, que te llaman la atención. En principio pueden parecer profundas, que valen mucho. Simplemente porque la primera impresión con ella fue agradable.

Por otro lado hay personas tímidas, bordes o antipáticas en la primera impresión. No te apetece acercarte a ellas y las encasillas en la sección "Cuidado con éste". Aparentan superficialidad en su forma de ser.

Cuando quieres a alguien, no te das cuenta de que esa persona puede ser superficial. Aparentar una profundidad que no la tiene. Personas que creen saber mucho... pero no tienen contenido. Sí, me he tropezado con estas personas, y me ha costado mucho darme cuenta de cómo son. Es más, he necesitado ayuda.

Y en este caso, recibí la ayuda de una persona que, en principio, rechazaba. Cosa que corregí hace tiempo, porque me di cuenta que era profunda... pero que costaba descubrirlo.

Un punto de inflexión es cuando en un punto de una función cambia casi todo: pendiente, dirección... Yo he tenido un punto de inflexión: Me di cuenta que una persona podía ser egoista, pensar en si misma, no preocuparse por los amigos, buscar la superficialidad y usar la superficialidad, huir de los problemas, hacerte sentir mal por algo que no has hecho mal, no tener un plan de vida claro aparentando tenerlo y cambiarlo cada poco como si la vida fuera "los mundo de Yupi", ver la vida rosa olvidandose de los amigos... Me di cuenta que una persona podía ser realista, sincera, a veces un poco bestia y borde, que aparentemente no se preocupa por nadie... pues en verdad es una persona que se preocupa por los demás, que lo hace porque las quiere y no por buscar el que le digan "que guay, que ayuda a todo el mundo". Que oculta alos demas los problemas de los otros, pero les ayuda. Que requiere que seas sincero con ella... y muchas cosas más.

Quizás Dios quería colocaros en el primer escalón de entrada de la parroquía. Pero esas dos personas valen mucho... Una porque ha tenido un gran detalle acordandose de mí cuando lo necesitaba y yo no había pedido a nadie acordarse. La otra porque me ha ayudado a tranquilizarme. Como me dijo: "mira, yo puedo ayudarte a amortiguar la ostia, ponerte un colchoncito, porque ya lo he vivido y se mas o menos como y donde te vas a dar, pero te la vas a tener que dar de todas maneras". No sabes tu bien el colchón que me has puesto.

¿Y porqué os cuento esto? Porque en su día me pusieron en contra a las personas en púrpura, frente a las verdes... pero aposté por las púrpura ¡y son de los mejorcitos amigos que tengo! Apostad por las púrpura, valen la pena.

Un abrazo a todos.

Colores obtenidos del libro "La historia interminable"

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