Tolerancia

>> viernes, enero 16, 2009

Voy a hablar de la tolerancia: lo que es y cómo aplicarlo. Y esto abarca desde las ciencias hasta la forma de tratar las cuestiones de la vida.

Cuando tocas una cuchara, esta está suave. Es porque su rugosidad es baja. En ingeniería, la tolerancia es usada -por ejemplo- para definir un rango en el que es suave.

Podría aplicar esto a las cuestiones de la vida. Por ejemplo -tema candente- lo que dice la Iglesia. Y por poner temas podría decir aborto, sexo, homosexualidad, preservativos...

El caso es que la Iglesia dice la teoría moral de forma bastante correcta: son muchas personas, de muchos siglos pensando muchas cosas muy detenidamente y por tanto, muy lenta (pero necesaria para que todos puedan hablar).

Ahora bien. Eso es una teoría. Y en esta vida nadie es perfecto. Quizás escondamos nuestros defectos, pero no significa que por haber "logrado" (que no sé para qué) esconderlos, seamos perfectos o -peor aún- vayamos dando consejos de perfección a los demás.

El caso es que se puede caer en un error MUY MUCHO BASTANTE grave: y es que, por saber mucho y haber leído mucho, nos creamos en potestad de decirle a los demás lo correcto. Y -habiendo escondido nuetros defectos- sentirnos con la fuerza para imponer nuestra "correcta moral" a costa de la infelicidad del otro.

El caso es que hay que saber aplicar la Tolerancia. Y eso es un rango en el que el hombre no es sólo hombre: sino él y sus circunstancias. Le pasan cosas, tiene muchas preocupaciones acumuladas en la cabeza e intenta llevarlas de la mejor forma que pueda. Y por ello, hay veces que tenemos que elegir lo NO PERFECTO. Y lo bueno sería saber que no es perfecto, ver que puede haber sido un error y corregirlo para buscar la felicidad. La tolerancia no es algo perfecto: es una desviación respecto de lo moralmente correcto. Pero como personas que somos -imperfectas- ¿podemos mantener un estado perfecto de perfección?.

He conocido a gente que decía que era lo bueno y lo malo. Que por el hecho de rezar mucho o hacer todo lo correcto a ojos de los demás, se veían en potestad de corregirles impositivamente. Lo único que conseguían era la infelicidad del otro cohibiéndole, por no haberle dejado tomar su propia decisión.

He puesto el ejemplo de la Iglesia, pero podría decir lo mismo de un partido político, o de la actitud de un grupo de personas. Aprendí con el tiempo a tolerar a mis amigos. Reconozco que no hacen las cosas perfectas pero... ¡es que yo reconozco que tampoco las hago!. Y sabiendo que uno puede ser gay, le daré mi opinión si me la pregunta, pero no le castigaré con la teoría moral por delante. Si uno quiere usar preservativo, no se lo impediré, sólo aplicaré la tolerancia de saber sus circunstancias. ¿Es malo? Es imperfecto, como todo hombre. Y aunque yo sé qué motivos me llevarían a usar preservativo y sabiendo que no son correctos, lo usaría.

Total: las personas no aprenden de la vida porque les digas cosas, sino porque ellos toman sus decisiones sobre qué es lo que les acerca a ser feliz. Y debería decir más: Todo hombre tiene derecho a equivocarse y a aprender de sus errores por sí mismo.

No seas cabezón y te reúnas con personas que sólo piensan como tú. No corrijas a las personas porque te creas en mayor posesón de la verdad. Sería algo bueno rodearte de muchas personas, muy diferentes y saber ser felices con todas las diferencias y evitar discusiones absurdas.

FELICIDADES POR AGUANTAR LA CHAPA: tenía que soltarla, la sé explicar mejor en persona... es que escribiendo esto se me escapa.

4 han cogido un SUGUS:

MiguelÁngelMoreno viernes, enero 16, 2009 3:46:00 p. m.  

Me quedo con una frase: "No seas cabezón y te reúnas con personas que sólo piensan como tú", porque me parece que está llena de razón. Y sólo te das cuenta cuando tienes la oportunidad de hablar con gente muy distinta.

Para mí, una palabra que funciona muy bien con la tolerancia es la empatía. La capacidad de ponerse en el lugar del otro es algo esencial para conseguir la tolerancia.

Un abrazo!!

Álvaro Méndez domingo, enero 18, 2009 3:19:00 p. m.  

La verdad es que estoy bastante de acuerdo contigo sugusín!

Juanan lunes, enero 26, 2009 10:05:00 p. m.  

Me gusta la frase que elige Miki: "no seas cabezón y te reúnas sólo con personas que piensan como tú".

Respecto a tu entrada, hay que ser muy tolerantes contigo para no caer en la intolerancia de considerar tu apología a la tolerancia como una intolerante imposición de la tolerancia sobre los intolerantes. Me explico.

Estaremos de acuerdo en que ir por ahí fustigando a todo el mundo señalando sus fallos es de muy mal gusto. Sin embargo, cuando uno tiene un amigo que considera que está viviendo en un error, si realmente ama a ese amigo se lo llevará a parte y en privado le explicará con todo el cariño del mundo que piensa que está haciendo algo malo que le va a acarrear la infelicidad a corto, medio o largo plazo. Y aún así respetará su decisión. Sería un traidor ese supuesto amigo que viendo caer al otro no se esfuerza en ayudarse. Total, mientras no le salpique... para qué crear asperezas, ¿verdad?

Refiriéndonos ahora a la vida pública, por ejemplo con lo que dice la Iglesia, que es una moral estricta y rigurosa (porque aspira a la imitación de Cristo como perfecto Hombre), está claro que no se puede ir ensañándose con los pecadores. Pero los obispos (viene de "pastores" en griego) tienen que guiar a quienes quieran parecerse a Cristo, ya que ellos son quienes mejor le conocen, y deben señalar qué acciones o qué actitudes nos alejan de ese seguimiento de Cristo. Ojo, no señalar a las personas, sino las acciones y actitudes. Se dice el pecado, pero no el pecador. No para marginar a nadie sino para que nadie más peque si no quiere, y que el pecador sepa en su interior que está pecando.

Cuando se pretende silenciar a la Iglesia o a los defensores de ciertos principios apelando a la tolerancia se hace desde el principio de que "mi libertad empieza donde acaba la de los demás", es decir, que mientras no salpique a nadie me es lícito hacer lo que quiera. Es curioso que en ciertos temas como el asesinato, la guerra, el aborto, la prostitución... sí se salpica a los demás, pero en pro de una supuesta tolerancia pasamos directamente a la pasividad. Hay cosas que no se pueden consentir, aunque decirlo cause asperezas. Por eso un cuchillo no puede ser un simple palo ni una cuchara puede tener agujeros, porque entonces dejarían de ser un cuchillo y una cuchara.

El aborto está matando a mucha gente, y eso no se puede consentir. No te quepa duda de que los que somos Iglesia siempre respetaremos la decisión personal de cada uno, aunque pondremos todos los medios posibles para que esa decisión cambie desde dentro. Y la proliferación del preservativo, la promiscuidad generalizada, la fecundación in vitro, la práctica homosexual... son pecados gravísimos. Pero la Iglesia siempre respetará las decisiones de cada hijo de Dios, si bien nunca renunciará a seguir indicándole el camino a Dios, que es precisamente para lo que el mismo Jesucristo la instituyó.

Perdona por el rollo, pero prefiero alargarme a dejar un comentario áspero y sin argumentos. A nadie le gusta ser intolerante.

Sugus lunes, enero 26, 2009 10:58:00 p. m.  

Hola, Juanan. Creo que a ti no te conozco, pero muchas gracias por escribir.

Si no te importa, te contestaré a algunas cosas que me han inquietado de tu comentario.

No siempre debes estar diciéndole a los amigos -aunque sea con todo el cariño del mundo- sus errores. De hecho, es bastante peligroso que vayas dando tu ayuda cuando no te la han pedido. Puedes provocar un rechazo psicológico en la personalidad de ese amigo y tu -a cambio- peligras en ponerte medallas por decir "que bueno que soy, que voy diciendo a la gente sus errores".

De hecho ¿hablarías con alguien de "sus errores" sabiendo que lo único que conseguirías es una discusión o dejar tu moral clara? Por ello, te insto que le hables al que quiere escucharte, y no ir soltando gratuitamente moral a cambio de enfrentamientos.

En cuanto a la Iglesia, un Obispo -y ya siento decirte esto- no es el que más sabe de Cristo. Como que tampoco lo es el Papa ni los curas. Como tampoco lo eres tú ni lo soy yo. Habrá que dejar claro que lo que quería enseñar Cristo es muy simple: amar. Y eso no se enseña con palabras. No es el que más sepa el que gana. El amor no tiene grado, y es algo que aprende uno mismo porque lo quiere aprender, no porque le enseñen palabras o le obliguen.

Eso sí, el amor sí tiene una forma clara de enseñarse: con formas de actuar. Y eso es muy distinto a "señalar actitudes y aptitudes".

Si te digo la verdad, a mí el único obispo que me han enseñado cosas reales es uno al que vi actuar... y no tanto decir palabras. (Y me ocurrió cuando fui misionero en Honduras).

Por último, me estas enumerando tu postura ante los "pecados". Quiero que sepas que mi comentario es sobre la "Tolerancia", y no he querido mencionar mi postura o reivindicar mi forma de pensar. La palabra "pecado" no me gusta nada. Menos aún "pecado gravísimo": suena a que quien lo hace, será condenado o esta privado totalmente del amor (no digo que sea lo que digas).

Me he llevado mucho tiempo con religiosos que usan el "temor de Dios" y el "eso es malo, no peques". Mira, yo soy de los que piensan que uno tiene derecho a equivocarse, y por ellos también tiene el deber de reconocer sus errores -si los tiene meditados como tales- e incluso pedir perdón (una de las cosas más difíciles para el hombre). Así que no voy a ir diciendo a las personas las cosas que van haciendo mal, pero sí las guiaré cuando se encuentren perdidas y necesitan ayuda.

Creo que llevas una aptitud un tanto... ¿guerrillera?. Disculpa el término, en mi tolerancia veo a Jesucristo reuniéndose con los que llamaban pecadores, se reía con ellos y sólo les metía baza cuando le preguntaban directamente. Actuaba llevando una actitud amorosa y no guerrillera. Y si tenia que dejarse pegar, se dejaba.

Te voy a poner un ejemplo: con el aborto. Creo que pensamos igual en éste ámbito. Yo, puesto a defender este caso (el no aborto), podría hacer una manifestación (resolución temporal instantánea, cosa que no veo mal... pero me parece muy leve), o daría charlas a mi circulo sobre qué es y qué no. Ahora bien, si realmente quiero hacer algo de esto con amor y no simplemente hablando, me pondría a trabajar con -por ejemplo- las misioneras de la caridad. Luego, trabajaría con ellas y con las mujeres en prostitución. Y conociendo a cada una de ellas o sabiendo todas las cosas que le pasa a una que quiera abortar (sus circunstancias), podría hablar con ella si necesita consejo, y darselo desde el cariño y no la obligación. Y al final, quizás este largo proceso te lleve a salvar una vida o no. Pero el caso es que lo has hecho todo con amor y no sólo con palabras.

La tolerancia es algo que se debe aplicar actuando, no sólo con palabras. Y consta que es muy difícil.

Y lo dejo aquí, que podría dar un discurso de amor, que me encantan, y estaría actuando poco con ello.

Sólo un último consejo: Nadie es nadie para decir quién es mejor cristiano. Y nadie te va a enseñar más de amor que tu mismo en tu actitud con los demás.

Un abrazo que me voy a cenar.

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