Los recuerdos no se olvidan

>> lunes, agosto 09, 2010

Resulta que una chica decide usar su tiempo de vacaciones -10 días- a ayudar en una granja. L estancia es un continuo trabajo, pero es feliz mientras que lo hace. Cuando acaban los diez dias de vacaciones piensan que el estar en la granja era mera ilusion... solo son vacaciones. ¿Los momentos que más útil me he sentido eran una ilusion?


El amor al campo. Trabajar hasta el cansancio y sentirse feliz por ello. Esta es una de las conclusiones de ver "Recuerdos del ayer".

Y como toda filosofía en una película, yo lo paso a mi terreno. Mira que he trabajado veces delante de un ordenador, tanto en la universidad como en trabajos por el mundo, pero los momentos en los que más he tenido que esforzarme y me he sentido por ello feliz no tenían ordenador ni ciudad por medio.

Uno de ellos fue en Honduras, donde tuve que hacer un sobre-esfuerzo continuo que seguramente no hubiese podido mantener más allá de las 4 semanas que ocuparon. Incluso cuando los sacerdotes se echaban una siesta yo me ofrecí -encantado- a dar clases de guitarra y canto a los niños.

Y otra de ellas es cuando ayudo a mi madre. Tenemos que trabajar los 7 días de la semana, más de 12 horas y levantándonos temprano. No es un esfuerzo de pensar, es más de capacidad física: cargar con los hierros del mercadillo, cajas que llenan una furgoneta, mantenerse despierto 12 horas atendiendo a muchas personas agradables y otras tantas desagradables.

Pero me siento feliz, porque sé que he utilizado al 100% mi vida y veo el esfuerzo recompensado al instante. Es como el campo, que trabajas para algo tan noble como el sector primario, que lo que haces sabes que es 100% útil, pues da de comer a la gente directamente, no abusando como el sector de servicios.

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