REFLEX: Una meta, un razón para llegar (Parte I)
>> lunes, diciembre 12, 2005
-¿Y ahora porqué me llamas?
Porque no me siento bien. Mira: hace tiempo que me dije que tenía que ser feliz con el camino que estuviera cogiendo. Hasta que no fuese feliz con él, pues no podría permitirme compartir mi felicidad con otra persona.
-¿y...?
Pero ha llegado el punto en el que... necestito un sueño. Algo por lo que decir "estoy haciendo este camino por esta razón". Por ejemplo: hace muchos años, cuando tuve una novia, me basaba en ella para seguir adelante, diciendome cosas como "Haré esto para estar con ella". Hoy en día, considero que soy más feliz por las cosas que hago, pero no por los objetivos: no tengo sueño ni razón por la que hacer las cosas.
-¿Crees que necesitas a alguien para seguir adelante?
No y sí. No, porque mi felicidad debe depender de mi, pero sí porque no tengo objetivo ni razón por la que luchar. No porque no quiero volver a amar a nadie más de lo que se lo merece, pero sí porque necesito amar a alguien como se lo merece. No porque me prive de libertad, pero sí porque cuide de mi.
-¿Y tu quieres que te consiga esa persona?
Si, por favor. Pero no cualquiera. Ya te hablé una vez que esperaría lo que fuese por confiar en que tu eligirías la correcta... pero ¿qué necesidad tengo de esperar más?
-No confías en mí. Siempre que te surge la oportunidad de hacerlo por tu cuenta, lo haces. Y después te das el palo y te das cuenta que esa no era la persona. ¿Aprenderás a confiar en mí algún día?
Lo intento... pero ten en cuenta que no se cómo llegará el momento. Si me doy cuenta de que hablando un poco con las personas encuentro el punto débil... que me hace desistir en mi intento. Pero ¡llevo conocidas a tantas formas de ser! Cada una tiene una cosa especial que la hace maravillosa para mí... pero ninguna reune todas las cosas que, para mí, son un mínimo.
-Quizás debas elegir una porción de todas esas cosas que llamas mínimo.
No quiero volver a sufrir. Sé que si algo no me gusta, no funcionará. Tampoco quiero volver a amar ciegamente. Quizás, con el "poco a poco" me comience a acostumbrar a una persona... pero todas tienen un punto que me desilusiona. No porque sean mejores o peores, sino porque yo busco algo distinto.
-¿Y qué buscas?
Busco la timidez. Una persona que pasa desapercibida. La inocencia. La bondad. El tener detalles simplemente por amor. La paciencia. El querer sentirse protegida. La realidad de que no te importe lo que digan los demas. El apoyo. La razón de mis objetivos.
-Pides cosas que ni tu tienes.
Tienes razón, pero son cosas por las que deseo vivir. Quiero vivir de esa forma. ¿Sabes de alguien en éste mundo que también las busque de la forma que lo hago yo?
-...
Yo sólo quiero un sueño. Quiero algo por lo que soñar, pero necesito que alguien me apoye. Necesito una persona permanente, que me de la razón para alcanzar mi sueño. Sólo deseo compartir mi felicidad con ella, y que me ayude; porque necesito ayuda.
-Tienes mucho que aprender todavía de la vida. Cada día aprendes más.
Lo sé, pero estoy aprendiendo demasiado: sigo queriendo ser un niño que no quiere crecer, y estoy en un punto donde aprender deja de ser mi ilusión para ser mi desesperación. Cuando uno aprende, ves resultados. Yo no los veo.
Por favor... sólo te pido alguien a quien abrazar. Pero alguien permanente, por la cual cuando me falte, sea feliz en su recuerdo y no triste en su pérdida. Alguien de quien aprenda tantas cosas que no necesite a ninguna otra persona más. Y que con ello, yo pueda ayudar o otras tantas que lo necesiten.
No puedo ayudar a nadie en la medida que vea que yo necesito más ayuda. Debo acabar un trabajo ¿seguimos otro día?
-Vale.
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